14.04.2020

UNA BODA DIFERENTE

No me olvidaré nunca, del día en que Juan me llamó por teléfono.

Estaba muy gracioso, sabía que aquella noticia que estaba a punto de darme no me iba a dejar indiferente, le provocaba nerviosismo y yo sabía por qué.

Era de los últimos que quedaba soltero en la pandilla, el más gamberro de todos, al que siempre se le ocurría hacer lo que los demás no se atreverían. El eterno soltero y amigo fiel.

Pues bien, a aquel chico rebelde, le habían robado el corazón.

Hablamos de cómo les gustaría celebrar su boda. Y poco a poco le fuimos dando forma, hasta que por fin vieron que aquello iba a ser una fiesta de verdad, sin convencionalismos, una reunión en la que todo el mundo se sintiese a gusto.

La invitación que iban a repartir, tenía que representar el espíritu de lo que estábamos a punto de crear y así fue cómo surgió la idea de elaborar una cerveza artesana envasada y etiquetada solo para la ocasión. Con cada entrega surgiría un brindis, una reunión, una fiesta.

Llegó el día de la boda y los dos protagonistas aparecieron resplandecientes.

Dimos la entrada a la boda con el cóctel, era junio y la tarde era maravillosa para disfrutar de los jardines. El grupo tocaba de fondo y la comida y la bebida pusieron el resto.

Rematado el cóctel pasamos a una pequeña ceremonia, el sol se estaba poniendo y la luz empezaba a escasear. No faltaron las risas y los momentos más emotivos, algo mucho más llevadero, después de haber estado todos juntos las dos horas anteriores.

Lo que venía después era fiesta en estado puro, bajo la protección de dos tipis, dispusimos varias zonas de descanso para la gente. El DJ lo entregó todo y allí se bailó y se disfrutó hasta el amanecer.

Os quiero.

Fotografía: http://gracielavilagudinphotography